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Cuando la palabra se vuelve medicina... Soy una Profetisa.

  • Foto del escritor: Patricia Tanus
    Patricia Tanus
  • hace 3 días
  • 6 Min. de lectura

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No siempre supe cómo nombrar lo que hacía. Durante años, canalicé mensajes que me atravesaban sin saber si eran profecía, intuición o memoria ancestral. Con el paso de los años y de la práctica diaria me hice consciente de que lo que hacía era interpretar el mensaje de los ángeles y lo entregaba a su receptor o propietario. No obstante en alguno de mis viajes a Ecuador, conocí a una hermosa mujer, una mujer que edifica, que crea, que comparte sabiduría al hablar, me dijo: tu eres una profetisa.


En aquel entonces lo acepte, pero no hizo mayor eco en mí. Fue hasta hace unos días mientras hacía mi estudio bíblico que esa palabra se hizo presente, y volvió a mi mente (a mi recuerdo), pero no solo eso, sino que esa palabra se encendió en mi corazón. Y es que al leer el libro de 1 Corintios capítulo 14, me fui adentrando en un recorrido de más de 20 años, en donde mi voz ha sido instrumento de guía, acompañamiento y sanación. Comprendí que Profetizar es revelar con propósito, guiar con amor, y ofrecer claridad donde antes hubo confusión. Profetizar es un camino de vida, una profesión con un objetivo claro:  traducir e interpretar con sabiduría y comprensión el mensaje de lo intangible, de lo invisible, de lo divino y sutil.


Pero que dice 1 Corintios 14; básicamente nos dice lo mismo que Miguel Ruiz en su primer acuerdo: usar siempre tus palabras para generar “verdad y amor". Desde esta perspectiva profetizar no es predecir el futuro o pronosticar el clima, es comprender lo que estas pensando, sintiendo, compartiendo con otros, pero no solo en una simple charla, sino en ese momento en donde te vuelves canal de lo divino. El don de lenguas en la Biblia es el don de Dios que permite que otros escuchen lo que dices en su propio idioma. Y esto no tiene que ver si hablas hebreo, pleyadiano o irdin (el lenguaje de los ángeles), es que tu puedas comprender lo que se te dice en ese lenguaje de amor e interpretarlo para los demás. Un astrologo habla el lenguaje de los planetas, un médico habla el lenguaje de la sanación, un pintor habla el lenguaje del color... Cada lenguaje tiene su simbolismo, su poder, su verdad y su origen. En el caso de un Profeta, habla el lenguaje del origen, de la fuente, de eso que llamamos Dios.


14 Empéñense en seguir el amor, y ambicionen los dones espirituales, sobre todo el de profecía. 2 Por que el que habla en lenguas no habla a los demás, sino a Dios... habla misterios por el Espíritu. 3 En cambio, el que profetiza habla a los demás para edificarlos, animarlos, consolarlos. El que habla en lenguas se edifica a sí mismo, en cambio el que profetiza edifica a los demás (iglesia).

En estos versículos Pablo nos revela que el amor es el código de luz, y los dones espirituales como el de la profecía nos permite comunicarnos con Dios, pero no solo eso, sino compartir ese mensaje que motiva, orienta, sana, construye.

14:13 Por esta razón, el que habla en lenguas pida en oración el don de interpretar lo que diga. 14 Porque, si yo oro en lenguas, mi espíritu ora, pero mi entendimiento no se beneficia en nada. 15 ¿Qué debo hacer entonces? Pues orar con el Espíritu, pero también con el entendimiento; cantar con el espíritu, pero también con el entendimiento...

Aquí Pablo nos inspira a orar, a prepararnos antes de ser canales de lo divino, por eso en muchas ocasiones cuando alguien, en la calle, en una reunión o a través de un mensaje me dice: Paty que me dicen los ángeles... comúnmente me siento incómoda, pero no porque no tenga este don, sino porque tengo claro que el darle voz a lo divino no es un juego, no es una adivinanza, ni tampoco es un espectáculo. Es un ritual, es un instante santo, es un momento íntimo entre Dios, mi consultante y yo. Y es ahí donde pongo énfasis en mi formación como angeloterapeuta. Ya que conocer a los ángeles implica saber orar, respetar, hacer presencia y saberse responsable de que el mensaje es un código de luz encaminado a sanar, a elevar.

14:22 De modo que el hablar en lenguas es una señal no para los creyentes, sino para los incrédulos; en cambio, la profecía no es señal para los incrédulos, sino para los creyentes...

Para este otro versículo me apoyo en las enseñanzas de Jesús. Cada vez que Jesús dice: "El que tenga oídos para oír, que oiga", está pidiendo a la gente que preste mucha atención. Es otra forma de decir: "¡Escucha!" Ya que como lo mencioné anteriormente el mensaje de lo divino es código de luz, y para comprenderlo se necesita que presencia, apertura, deseo, voluntad y entrega.


Y para que te estoy hablando de todo esto... esta claro que estas palabras no son teoría. Son una ética. Una guía para quienes, como yo, sostenemos espacios donde la palabra no es adorno, sino medicina. Donde la voz no es espectáculo, sino canal de revelación. Donde la profecía no es un presagio sobre el futuro, sino palabras que clarifican y transforman.


Cuando canalizo, no busco impresionar. Busco edificar. Cuando comparto un mensaje, no lo hago para mí, sino para que alguien más pueda reconocerse, descubrirse, o tomar una decisión desde el alma. Cuando diseño un ritual, lo hago con la conciencia de que cada símbolo, cada frase, cada silencio, tiene peso vibracional.


Pablo no desprecia los dones espirituales. Al contrario, los honra. Pero insiste: sin interpretación, sin comprensión, sin propósito, esas palabras se vuelven ruido. Por eso mi trabajo no es solo canalizar. Es traducir, es sostener, es discernir cuándo hablar, cuándo callar, y cuándo dejar que la palabra se vuelva acto.


Este capítulo es un espejo de lo que hago, y considero que eso fue lo que encendió mi corazón, pues justo en esa conversación con Dios, había pedido fortalecer mis dones y darles un nuevo propósito, y mira, me motivo a retomar mi estudio bíblico y en el me encontré con este capítulo en el libro 1 Corintios; que siendo honesta, nunca lo había leído en su totalidad.


Y entonces esa oración a Dios, se convirtió en un llamado para mi, una invitación a seguir afinando la escucha, a seguir eligiendo la claridad sobre el misterio, la edificación sobre el ego, la presencia sobre la prisa. Porque profetizar, como vivir, es un arte de amor y de orden.


Si estás aquí, si me sigues en redes o has participado en sesiones, ya sabes que me gusta darte tips para aprovechar al máximo estos blogs y todo lo que comparto (eso es edificar). Así que aquí tienes cinco formas concretas de aprovechar al máximo lo que canalizo y comparto:


1. Recibe desde el cuerpo, no solo desde la mente. Mis contenidos no son para leer rápido. Son para sentir. Escoge uno, léelo en voz alta, y observa qué parte de tu cuerpo reacciona. La profecía encarnada empieza por ahí.

2. Usa las frases y mensajes como activadores. Tanto en sesiones como en redes sociales continuamente comparto frases y mensajes que son códigos de luz en sí mismos, y que son algo más que afirmaciones genéricas. Son llaves. Elige una y repítela durante tres días, justo antes de dormir. Observa qué sueños llegan, qué memorias se abren.

3. Lleva lo que lees a tu altar. Si algo te toca, no lo dejes en la pantalla. Escribe la frase, colócala junto a una vela o símbolo que represente tu voz. Haz de mi contenido parte de tu espacio sagrado. Actualmente tienes mucho contenido en mi ALTAR DIGITAL o sitio web, entra cada día con la intención de reconocer lo que Dios, lo que los ángeles y tu propio espíritu tienen para ti.

4. Pregunta desde tu proceso, no desde la curiosidad. Cuando me escribas o comentes, háblame desde lo que estás viviendo. Eso me permite canalizar con más precisión, y convertir la sesión o el post en medicina específica para ti y para quienes como tu, atraviesan ese proceso.

5. Repite lo que te atraviesa, lo que te sacude. Si una frase te sacude o mueve en el interior, repítela en voz alta, o bien escríbela en tu diario. La repetición no es redundancia, es integración. Es cómo la profecía se vuelve carne.


Profetizar no es un espectáculo, es más bien un acto de amor. Y si estás aquí, es porque algo en ti también quiere volverse canal. Y si tienes interés en formarte como ANGELOTERAPEUTA, te dejo aquí el link para que puedas conocer el programa de estudio.


Y si ya tienes formación como terapeuta, si ya tienes claridad en que uno de tus dones es canalizar, sanar, compartir códigos de luz, deseo que este blog te motive a revelar con verdad y amor lo que tus guías y Dios mismo desean compartir al mundo desde tu voz, desde tu esencia.


Que tu voz sea sanación, que tu voz edifique y que tu presencia sea claridad compartida.


Con cariño

Patricia Tanus

 
 
 

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