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Cuando la vida se vuelve rutinaria...

  • Foto del escritor: Patricia Tanus
    Patricia Tanus
  • 7 oct
  • 6 Min. de lectura

SOÑAR ES VOLVER A VIVIR, Y YO ME PERMITO VOLVER...
SOÑAR ES VOLVER A VIVIR, Y YO ME PERMITO VOLVER...

Hay momentos en los que la emoción no desaparece… simplemente se esconde detrás del cansancio, de la repetición, de la cotidianidad. Y entonces los sueños no fluyen porque no hay espacio interno para que lo hagan. No porque no existan, sino porque están en pausa. Como si estuvieran esperando que tú los mires sin exigencia, sin meta, solo con curiosidad.


Hace unos días tuve un momento de crisis existencia, miré mi mapa de sueños y realmente extrañé las imágenes y frases que antes ponía en cada sueño. Tuve que aceptar que de hace tres años para acá mis sueños y metas se volvieron tremendamente prácticos, esenciales y cotidianos. Metas u objetivos que solo conectan con la necesidad y no con el deseo de crear... mi venus interna se quedo sin musas, sin inspiración. Y es que sin duda los duelos, sean cuales sean, es decir sean por pérdidas de empleo, familiares, por haber concluido una relación o por haber cambiar de residencia; Los duelos siempre nos golpean, nos tiran, nos revuelven las entrañas y entonces lo que daba sentido a nuestras vidas se ve truncado, disuelto o simplemente nos desconectamos de el.


Y reconocer todo esto es de valientes, ya que hace falta humildad para aceptar que necesitamos ayuda, que necesitamos recuperar nuestro IKIGAI (propósito de vida).


Y es que muchas personas siguen funcionando desde ahí desde esa ausencia de sentido sin darse cuenta. Personas que trabajan solo por ocuparse en algo, personas que siguen en esa relación en donde no hay propósito de vida en común solo por no estar solos, personas que viven rutinas rígidas solo por el hecho de sentir que tienen todo bajo control. Y es aquí donde, tal vez no se trata de forzar el deseo, sino de permitirnos estar en ese lugar sin juicio, para observar los accesos de salida de emergencia que nos permitan romper con aquello que nos mantiene cautivos al duelo, a la perdida, al victimismo.


El simple hecho de decir: “Hoy no hay emoción, pero hay conciencia de ello". te da la oportunidad de ponerte en movimiento. Porque desde esa conciencia puede nacer una chispa, la venus interna puede reencontrarse con las musas de la inspiración y hacer una danza de deseo y expansión.


Te quiero compartir algo super esencial para la vida, es de esos temas trascendentales que pueden marcar un antes y un después de esto... El ser humano requiere de tres pilares para mantenerse en este plano físico. Estos pilares son:

  • La capacidad de supervivencia

  • La capacidad de dolor

  • La capacidad de soñar


La capacidad o sentido de supervivencia nos ayuda a marcarnos ritmos de vida, a saber como vibrar, a recibir y compartir, desde la gestación si este sentido de supervivencia no es fuerte, es probable que no se desarrolle, que no coma bien, etc. En la vida cotidiana es la que nos ayuda a responder ante nosotros cuando tenemos hambre, sueño, frío, sed, miedo, amor, etc. Si este falta en alguna de las etapas de vida, ponemos nuestra vida en riesgo y podemos perder la vida.


La capacidad de dolor, da sustento a la frase de Siddhartha Gautama: "El dolor es inevitable, el sufrimiento es optativo" Y es que es así, puedo sentir un dolor tremendo al poner mi mano al fuego, pero mi sentido de supervivencia me dice que la quite de forma inmediata, si opto por sufrir entonces dejaré mi mano en el fuego, yendo en contra de mi sentido de supervivencia y corriendo el mismo riesgo de perder la vida. En las relaciones tóxicas, suele suceder esto, optamos por el sufrimiento, y esto puede darse por varios motivos:

  • falta de amor propio

  • falta de dignidad o auto valía

  • ausencia de identidad

  • o un sentido de supervivencia que se ha debilitado


Y no solo en las relaciones toxicas puede optarse por el sufrimiento, cuando nos quedamos en luto por años y años, cuando nos aferramos a ese empleo que más allá de satisfacer el alma, merma nuestra salud. Cuando no descansamos lo necesario porque creemos que descansar es sinónimo de no ser productivo o útil. Cuando nos aferramos a una creencia religiosa que me castiga cuando me permito sentir gozo o placer. En fin, los escenarios pueden ser muchos, y nuestro adoctrinamiento al victimismo es tan arraigado que hacemos cotidiano y "normal" el sufrimiento.


Y vamos por la tercera capacidad, LA CAPACIDAD DE SOÑAR, y la pongo en mayúsculas porque es algo que hoy en día se ha reprimido mucho. La inmediatez de las cosas, la tecnología y ahora la IA ha hecho que nuestros sueños se limiten a imitar a los influencers, a repetir modas, a scrollear o tiktokear nuestra vida. Y ojo, no es que desapruebe los avances tecnológicos, estos son geniales, pero si no tenemos fuerte nuestro sentido de supervivencia, si no tenemos tolerancia al dolor y nuestra frustración se hace manifiesta, entonces buscaremos salvavidas de emergencia, y puede ser que en la actualidad muchos de esos salvavidas solo sean ilusiones ópticas que me ayuden a pasar el día, pero no solucionan mi sufrimiento o riesgo de raíz.


Cuando perdemos el sentido de vida, cuando nuestro mapa de sueños se vuelve un asunto práctico o clonado de alguien más, entonces ha llegado el momento de cuestionarnos ¿Dónde he dejado mis sueños? ¿Tengo claro mi sentido de vida? ¿Se cuál es mi propósito y mis acciones se alinean a este propósito? ¿Los sueños que tengo son míos en realidad o son sueños de alguien más que solo me alejan de quien soy y de mis talentos reales? ¿mis sueños vienen del corazón o del miedo y la carencia?


Sin duda, te dejo 7 tips para que puedas fortalecer tus capacidades humanas y puedas recuperar tu IKIGAI, tu sentido de vida, tu FUA, tu esencia y magia interior:


1.     Respóndete con ternura cada vez que tu cuerpo hable.

Cuando tengas hambre, frío, sueño, miedo o deseo… no lo ignores. Atiéndelo como quien cuida una llama. Recuperar la supervivencia empieza por volver a escucharte sin juicio.

2.     Haz pausas conscientes para validar que estás viva.

No solo respires: reconoce que estás respirando. No solo camines: siente que tus pies te sostienen. La supervivencia no es solo resistir, es habitar el instante con presencia.

3.     Nombra tu dolor sin convertirlo en identidad.

Puedes decir “me duele”, pero no “soy mi dolor”. El sufrimiento se instala cuando el dolor se vuelve casa. Tú puedes sentirlo sin quedarte a vivir en el, quedarse a vivir en el dolor es aferrarnos a algo que es insostenible, es mudarnos a un lugar donde no hay vida.

4.     Haz del descanso un acto de dignidad, no de culpa.

Dormir, soltar, no producir… también es medicina. El dolor se alivia cuando dejamos de exigirnos estar bien todo el tiempo. El cuerpo sabe cuándo parar. Escúchalo.

5.     Permítete imaginar sin propósito ni utilidad.

Soñar no es planear. Es permitir que algo te emocione sin tener que cumplirse. Mira imágenes, escucha música, inventa historias. Tu Venus interna necesita juego, no estructura.

6.     Haz espacio para deseos que no se compran.

La ilusión no siempre viene de lo que se logra. A veces nace de lo que se siente. Reír sin motivo, bailar sin público, crear sin función… eso también es soñar.

  1. Ábrete a la ayuda.

Rendirnos ante lo que estamos viviendo no es sinónimo de debilidad, ir a terapia o asistir a algún grupo de apoyo nos da la oportunidad de dirigir nuestra energía hacia lo que verdaderamente queremos. Asiste a terapia si es necesario.


Recuperar nuestra capacidad de supervivencia, de sentir el dolor sin quedarnos a vivir en el, y de soñar con autenticidad no es un lujo… es amor propio. Si hoy reconoces que algo dentro de ti pide volver a vibrar, a emocionarse, a crear desde el deseo y no desde la carencia, entonces estás list@ para iniciar ese reencuentro contigo mism@. Visita patriciatanus.com y encuentra sesiones, talleres y acompañamiento para volver a ti, a tu propósito, a tu alegría.


VOLVAMOS AL AMOR, VOLVAMOS A SOÑAR,

VOLVAMOS A SER CO-CREADORES AL SERVICIO DE LO DIVINO.


Con cariño

Patricia Tanus





P.D. Si quieres explorar más sobre el camino del ikigai y cómo reconectar con tu vocación, también puedes visitar talleresikigai.com. Hay herramientas que pueden ayudarte a recordar quién eres y por qué estás aquí.



 
 
 

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